Construcción que ha refugiado el cambio económico y social del del barrio del Poblenou en Barcelona. Nació como vivienda familiar de dos plantas con negocio familiar de vacas en 1870 y que fue adaptándose y cambiando en su trayectoria histórica hacia la actividad industrial manufacturera de la madera en forma de nave industrial de principios el siglo XX.
El condicionante de partida de esta intervención fue el respeto y la valorización de la historia que habría adquirido el espacio en la adaptación a sus usos, cuya trayectoria habían dejado elementos singulares y tradicionales de la arquitectura industrial catalana, como los forjados abovedados de grandes luces y pilares de hierro forjado con dinteles.
En la reconversión se proyectó una vivienda independiente en la planta alta de 95 m2 y una vivienda en planta baja de 140 m2 con un espacio de trabajo independiente de 45 m2.
El devenir de esta edificación, transformada en el tiempo, pero que albergaba actividad económica y residencial, inspiró la concepción de este proyecto acercándose a un espacio integrador, capaz de conciliar espacios para el trabajo, espacios para vivir y espacios para el descanso, ordenados en la metáfora del transitar y actuar cotidiano desde el interior hasta el exterior.
La apertura de un hueco en la nave industrial permitió que la luz llegara a la parte trasera de la vivienda original y se transformó en un patio interior de puertas acristaladas que puede ser totalmente incorporado al espacio doméstico, permitiendo la convivencia entre el exterior y el interior.
Se aprovechó el potencial acústico de los bóvedas de la nave que con la implantación de lucernarios practicables entre ellas sirvieran además como multiplicadores de luz. La incorporación de ventanas interiores a diferentes alturas funcionaron como caminos de luz creando una experiencia lumínica en toda la vivienda.
Los patios, los lucernarios y las ventanas interiores permiten que el aire fresco transite continuamente por la vivienda, que junto con la intensidad de luz transmiten la sensación de estar habitando al aire libre.
La estancias son amplias y diáfanas relacionadas todas entre sí por aperturas entre muros y forjados, que permiten comunicarse entre ellas y aportar continuidad visual. Un coqueto juego de alturas y diferentes niveles interiores invitan a explorar nuevos rincones de intimidad y nuevas perspectivas.
La exaltación de las formas de construir antiguas los materiales cálidos de los acabados, la transparencia de los espacios y la combinación de color invitan a disfrutar de un espacio único donde la arquitectura contemporánea se apoya en la arquitectura industrial tradicional catalana para crear una experiencia profunda y atemporal.
Con la filosofía de potenciar las zonas verdes en los contextos urbanos, la cubierta de la planta baja se ha transformó en un jardín transitable que funciona también como extensión del espacio exterior de la vivienda a un segundo nivel, que permite disfrutar del cielo abierto y el cobijo del interior de los patios de manzanas características de la trama urbana de la ciudad.